Y como en Lengua hemos empezado a trabajar sobre la mitología, el estudio de la Edad Antigua nos viene muy bien para entender mejor esas grandes civilizaciones que eran los griegos y los romanos.
Antes de empezar el tema, estuvimos comentado en clase la importancia de estudiar la Historia para entender mejor el mundo en el que vivimos.
Luego recordamos la línea del tiempo para situar la Edad Antigua en la Historia.
Todo empezó con la invención de la escritura y terminó con la caída del imperio romano.
¿Y cómo se vivía en la península ibérica durante la Edad Antigua? Así lo contamos en clase hoy....
En la Antigüedad la Península
Ibérica era un territorio muy rico en metales y materias primas, pero estaba
muy lejos, en Occidente. Al otro extremo del Mediterráneo. En Oriente habían
surgido las primeras grandes civilizaciones de la historia: sumerios, egipcios,
cretenses, micénicos, fenicios, etruscos, griegos….
Para mantenerse y crecer estas
civilizaciones necesitaban los metales: oro, cobre, plata, estaño, pero también
territorios no muy poblados donde establecer sus colonias, es decir unas bases
donde instalarse para comerciar con los indígenas. El cobre y el estaño, eran
como el petróleo hoy en día. Los necesitaban para fabricar utensilios, objetos
y sobre todo armas de bronce. Una aleación de cobre y estaño. En los países de
donde procedían estas civilizaciones o no había o se habían agotado las minas.
Por eso vinieron a la Península,
porque aquí había enormes yacimientos de cobre, de plata, de estaño de oro…., y
además esparto – para hacer cuerdas, territorios muy poco poblados donde plantaron
nuevos cultivos como el olivo, las viñas y construyeron las primeras factorías
y colonias enseñando a los indígenas el uso del torno del alfarero, para fabricar
la cerámica. La metalurgia para trabajar
los metales, surgiendo nuevos oficios como el herrero, el orfebre. Enseñándoles
técnicas comerciales e introduciendo el alfabeto, nuevas técnicas constructivas
y el uso de la moneda.
Los primeros en llegar fueron los
fenicios. Se establecieron en el norte de Africa, donde fundaron la ciudad de
Cartago, en la actual Tunez, y en la
costa andaluza donde fundaron las
ciudades de Gades (Cádiz), la ciudad más antigua de occidente, en el año 1000
a.C.; Malaka (Málaga), Adra (Almería), enseñaron a los nativos las técnicas de
la metalurgia y el alfabeto.
Posteriormente en torno al siglo
VI a.C., llegó otro pueblo colonizador, los griegos, se establecieron en las
costas catalanas y valencianas y su principal ciudad fue Ampurias. Construyeron
ciudades independientes, que se llamaban Polis, y se dedicaron a comerciar y
cultivar los territorios. Sus técnicas constructivas influyeron en los sistemas
urbanísticos de las poblaciones indígenas.
En aquella época, la Península
estaba ocupada por numerosos pueblos, independientes unos de otros y con
culturas distintas. En el norte habitaban los pueblos de cultura indoeuropea,
celtas, dedicados fundamentalmente a la ganadería y viviendo en castros,
poblados construidos con viviendas de planta circular. En sus territorios se
localizaban los grandes yacimientos auríferos ( de oro ) y por influencias
coloniales, se convirtieron en reputados orfebres.
En la zona litoral mediterránea y
Andalucía, habitaban los iberos, un conjunto de pueblos que habitaban en
poblados fortificados controlando las principales rutas de comunicación y
dedicados fundamentalmente a la agricultura y la ganadería. Eran los más
desarrollados por sus continuos contactos con mercaderes y comerciantes de
Oriente.
En el interior de la península
habitaban los Celtíberos, vivían en ciudades fortificadas, como Numancia,
dedicados a la ganadería y la agricultura y buenos conocedores del trabajo de
los metales. Eran orgullosos y aguerridos y mantuvieron una larga lucha contra
los romanos.
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